Las Pymes y la Apertura de la Importación de Alimentos – Por Ana María Paz Soldán, Ing. En Alimentos, Experta en calidad de alimentos

Si bien es cierto que esta situación va a afectar a muchas empresas, no deberíamos tomarlo como una mala noticia. Solo debemos entender que la apertura de las importaciones de alimentos es una situación de un nuevo contexto, el cual debemos analizar.
La realidad es que, si se abren las puertas a nuevos competidores, los productos que lleguen pueden ser más baratos, más caros, de mejor calidad o de peor calidad.
Ante esta nuevo cambio. La pregunta es ¿cómo las PyMES se van a preparar para afrontarlo?
Los consumidores van a tener mayor variedad para poder elegir precio y calidad, se van a volver más exigentes, no solo buscando precios, sino que básicamente se van a basar en la ecuación, mejor producto al mejor precio.

En este equilibrio de precio /calidad, es donde las PyMES deben focalizar sus esfuerzos y preparase para jugar en las ligas mayores.
Para empezar, focalizarse en la calidad de los productos y romper con el paradigma de pensar que la buena calidad es muy costosa.
Luego definir el norte, es decir, una política de calidad e inocuidad que tenga bien diagramada los objetivos, y que estos sean alcanzables y medibles.
Asumimos que las empresas de alimentos tienen implementado BPM (Buenas Prácticas de Manufactura) y/o incluso un plan de HACCP (Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control).

Considerando que la inocuidad es un atributo inherente al producto y no un valor agregado.
Sin embargo, las Pymes pueden perfectamente aspirar a tener certificaciones, y mi recomendación es empezar por aquellas que son alcanzables (por ejemplo BPM/HACCP), y a través de un proceso de mejora continua, en una etapa posterior, certificar con un nivel mayor de exigencia. (como por ejemplo, FSSC, BRC, etc.).

Otro elemento importante para tener en consideración, siguiendo con el tema de la calidad y de la mejora del producto, es que es muy conveniente hacer un análisis modal de fallos y efectos (AMFE), una herramienta muy buena para poder detectar aquellos puntos del proceso que requieren atención, los cuales son formalizados a través de un plan de acción realista y alcanzable con prioridades en función del impacto.

Tengamos en cuenta que no todo podrá resolverse, salvo si, lo urgente. En caso de que alguna necesidad requiera una inversión que implique tiempo en su implementación, se pude armar una acción de contingencia.


De forma conjunta con los resultados del AMFE, también se deberá definir un Plan de Calidad robusto, el cual debería estar formado por al menos 3 barreras de control. La primera hecha por el operario, la segunda barrera por el supervisor de producción o checker de línea y la última, (la cual se espera que no detecte desvíos dado que para eso hemos instrumentado dos líneas de defensa anteriores) es la del análisis de producto terminado.
En la medida que se puedan recopilar datos, podremos establecer mejoras a través de herramientas de Six Sigma y de esta forma, conseguir un producto uniforme en el tiempo.
Con todas estas metodologías y herramientas que hemos mencionado anteriormente las Pymes podrán comenzar a tener un número menor de reclamos o bien reprocesos, con un proceso mucho más estable, y lo mejor de todo lo expresado anteriormente es que todo lo visto es alcanzable.

Por lo tanto, la mejor barrera contra la apertura, y más específicamente para empresas alimenticias, es siempre la calidad del producto.

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