LA ERA DE LOS AUDITORES

Hemos hablado muchas veces del impacto de los riesgos en las empresas, de la aceleración de los riesgos y de los riesgos emergentes.

Pero también hemos dicho que la función de auditoría tiene que contribuir al cumplimiento de los objetivos organizacionales, este objetivo se vuelve aun más relevante si estamos hablando de Auditores Gubernamentales, en los cuales los objetivos organizacionales comienzan a tener otro significado, y empezamos a velar por la preservación y el uso eficiente de los fondos públicos.

Y aquí es donde la función de auditoría interna cobra una relevancia mayor.  Las Normas Globales de Auditoría Interna dentro de sus principios tiene incluida el de “Demostrar Integridad” y dentro del mismo se incluyen una serie de Normas, la primera de ellas es el de la “Honestidad y Valentía”.

Dentro de estos principios destaco el de Valentía, el cual está muy bien expresado al indicar que “Los auditores deben mostrar valentía al comunicarse de manera honesta y al tomar acciones apropiadas, incluso ante un dilema o situación difícil”.

Un amigo mío, Juan García, me mencionaba siempre una frase de Jorge Badillo, el auditor debe ir siempre con el currículum bajo el brazo, la valentía implica tomar las acciones correctas aún en contra de nuestros propios intereses, es una responsabilidad muy grande que el auditor debe saber cumplir.  Si no estamos preparados para esto, hemos errado la profesión.

Como ya mencioné, todos estos conceptos están expresados en los nuevas Normas Globales de Auditoría Interna recientemente aprobadas. 

Otro frase que también recuerdo es “que nuestros principios se quiebren pero que no se doblen”, este concepto también es muy importante y que básicamente significa que no debemos transigir, si estamos convencidos y sabemos que lo que hacemos es lo correcto y si vemos hechos que deben ser levantados o cuestiones que no se corresponden con los principios de control interno, existencias de fraude, etc.; debemos dejar registrados esos hechos en nuestros informes y comunicarlos a los órganos que correspondan.

Vivimos tiempos de cambio, en las cuales como dice la Biblia “a los tibios los vomitaré de mi boca”.  Quienes quieran ser auditores deben saber que debemos ser honestos, valientes, objetivos, y que muchas veces debemos saber qué, como anteriormente les comenté, debemos tener el currículum bajo el brazo.

No podemos ser complacientes y tenemos el deber moral de levantar los hechos que consideremos sospechosos o que atenten contra el marco de control interno de la organización.

Aunque no muchos realmente lo hayan pensado, los auditores internos contribuyen con su buen trabajo a intereses superiores, como una sociedad o un país ético y honesto, desde el grano de arena de estar en empresas privadas, públicas u organismos gubernamentales y contribuir desde esa posición a la cultura de la honestidad y el control interno.

Es hora de los honestos y los valientes, ¡es la era de los auditores!

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